5 de junio de 2015
Aunque la tecnología inverter se va imponiendo progresivamente en todos los equipos de aire acondicionado, todavía nos podemos encontrar con dispositivos que no lo tienen.
Puede que con eso nos ofrezcan un precio más atractivo en la compra, pero no son en absoluto recomendables en cuanto a la eficiencia energética, el confort que proporcionan o el consumo. La oferta puede no ser tan ventajosa como aparenta.
Por eso, a la hora de adquirir un climatizador, uno de los aspectos clave es que incorpore un compresor con tecnología inverter. ¿En qué consiste? Si quieres muchos detalles, lo mejor es que se lo preguntes a tu instalador cuando te presente la propuesta. Pero nosotros vamos a tratar de explicarte los conceptos básicos.
Esta tecnología, como hemos señalado, se aplica al compresor, la máquina responsable de comprimir el gas refrigerante y aumentar su presión para lanzarlo al condensador. Un compresor inverter incorpora un componente electrónico sensible a la temperatura.
Con ello, las revoluciones del motor del compresor varían en función de la temperatura demandada por el usuario y la detectada por el propio aparato.
Así por ejemplo, el compresor trabaja más rápido (hasta un 15% por encima de su potencia) para alcanzar la temperatura deseada, pero cuando la consigue, opera más lentamente (llegando a modular al 15% de su potencia) para reducir el consumo.
Es decir, se mantiene constantemente en funcionamiento pero a distinta velocidad según las circunstancias.
Por el contrario, un compresor no inverter trabaja en ciclos de encendido/apagado de acuerdo con las necesidades de climatización. Este tipo de proceso consume más energía y llega a la temperatura deseada con menor eficiencia. Por otro lado, su vida útil es más corta debido al modo de operar.
Considerando su funcionamiento general, ¿qué ventajas presenta un climatizador con tecnología inverter con respecto a uno que no dispone de ella? Vamos a señalar las más relevantes:
1. Ayuda a alcanzar más rápidamente la temperatura deseada, lo que mejora el confort.
2. Trabaja con mayor eficiencia energética: el consumo de energía se reduce y el confort de los usuarios se mantiene con más facilidad. Podemos hablar de una diferencia hasta el 40 por ciento en gasto energético. Por ello, el precio superior se amortiza rápidamente en la factura de la luz.
3. Menor nivel de ruido. El compresor funciona con más regularidad y suavidad, por lo que no apreciamos tan claramente el ruido que produce el aparato.
4. Alarga la vida útil del equipo y evita averías. El compresor no sufre tanto con continuos encendidos y apagados.
En esta línea, todos los equipos de Kosner de la gama hogar utilizan compresores con tecnología inverter de última generación, con la que conseguimos que logren una calificación energética A++. Y estamos tan seguros de su fiabilidad, que damos cinco años de garantía en el compresor.
Es una mejora tecnológica que vale la pena incorporar siempre.
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